martes, 21 de junio de 2011

PARA MUESTRA SOLO HACE FALTA UN BOTON ……


Estimados Lectores:
               
                Quedé sin padre a los 13 años, la política entró brutalmente a mi casa y la familia se fracturó por posiciones políticas. Mi vocación siempre fue la carrera militar y paradójicamente, este desastre familiar me permitió encaminarme en la profesión que siempre quise seguir.

                 Dejé mi hogar a los 16 años y el Ejército fue en gran medida quien me formó como hombre, como profesional y como persona. Por supuesto que pude encontrar en él, un sin número de buenos y malos ejemplos de conducta, pero también aprendí allí la forma de identificar y separar unos y otros.

                Tuve superiores muy buenos, otros mediocres y algunos malos; el Coronel Tranquilino Machado, fue uno de los que cuento entre los buenos, por no decir muy buenos ejemplos de rectitud y honestidad aún en lo exigente e inflexible que fue como  líder militar. Pero lo más resaltable de haber servido con este hombre, fue que en su presencia, nunca sus subordinados sentían, resquemores, miedo, ni desconfianza, porque sabían sin que esto fuera algo consciente, que aunque no nos perdonaría una falta, la sanción sería la justa y necesaria, pero además sentían siempre que su mando estaba siempre inspirado en lo legal y en lo éticamente correcto.  Esa es la verdadera esencia del mando militar, generar la confianza de sus subordinados, basándose en la premisa de que el Jefe siempre mira por el bienestar del subordinado; con eso basta para mantener la cohesión del grupo; nunca esperamos gestos de blandura ni chabacanería.

                Otro aspecto, resaltable de la personalidad de este Jefe, es que nunca se dejó llevar el facilismo de seguir la opinión y actuar de acuerdo a las voces que se escuchaban más fuerte (que muchas veces no representan la mayoría), sino que serenamente adoptó las decisiones que su consciencia le dictó, actuó siempre dando ni más ni menos que lo justo. Por esas cualidades de carácter, personalidad, sentido de honestidad y justicia, también le estoy profundamente agradecido.

                Por estos motivos, es que le a este hombre le guardo un profundo aprecio y agradecimiento por haber contribuido a mi formación como profesional y como persona, que luego de mi retiro, también me permitieron continuar una vida próspera en el ámbito empresarial privado.

                No fue el único Jefe que me transmitió estos valores y enseñanzas,  pero sí debo decir que estos hombres ejemplares, los muy buenos Jefes militares, no abundan, como no abundan los profesionales brillantes en ninguna otra profesión, esto es lógico y sabido. Ya pasados los años de haberme retirado, mirando hacia el pasado y evaluando el transcurrir de mi vida, las enseñanzas recibidas, analizando las decisiones más trascendentes, que tomé en lo personal y en lo laboral me llevan a reconocer, que fueron aquellos ejemplos, los que guiaron mi línea de pensamiento. Hoy revalorizo la importancia de aquellos maestros y me queda como gran resumo el sentimiento de que fue una hermosa enriquecedora y disfrutable experiencia haber servido en nuestro querido Ejercito, que representa una verdadera escuela de vida.

                El Coronel Machado, también se cuenta dentro de ese grupo de intelectuales,  que cualquiera sea la jerarquía en que se encuentren, han constituido la guía y el hilo conductor del conocimiento militar, todos sus colegas saben de su capacidad, inteligencia y aplicación.

                Este prestigioso Oficial dignifica a su Ejército, a su país y a sus ideas republicanas, a las que nunca renunció y por las cuales combatió; lo hizo en el pasado y lo hace ahora en su estoicismo de soldado y en el sacrificio que significa lo que hoy está viviendo; que para mí y para muchos otros,  es un acto más de servicio que la Patria le ha pedido. Y digo esto porque quizás era necesario que ocurriera algo así; tenía que ser procesado alguien de su talla y de sus valores, para que quedara en evidencia el sentido de venganza que guían estas acciones que estamos viviendo. Lo injusto de su procesamiento queda aún más en evidencia por quien es el imputado en este caso. Se trata de alguien intachable a lo largo de toda su vida y peor aún, lo procesan con prisión por “peligroso” cuando nunca más estuvo involucrado en hecho violento alguno.

                La prisión de un Jefe como el del Cnel Machado, subleva al más pacífico y quizás sirva como ejemplo para hacernos tomar conciencia de que si continuamos paralizados esperando que el austero silencio aplaque el odio y la sed de venganza, estamos muy equivocados. En realidad estamos actuando como corderos en el matadero esperando nuestra hora, con la secreta esperanza de que si no gritamos, quizás nos salvemos. Quienes están en actividad, sobre todo, las generaciones jóvenes, podrían pensar que este ataque está orientado a vengarse de los retirados y que cuando termine, todo volverá a la calma. Nada mas errado, porque esto se orienta a poner de rodillas a las fuerzas armadas y destruir su voluntad y su cohesión, que es la verdadera arma que poseen.

                Espero que la opinión pública tome conciencia de lo que está ocurriendo porque la inacción de los ciudadanos cede terreno a quienes desde hace muchos años quieren lograr el poder.  Los jóvenes son las principales víctimas de las mentiras que se propalan para desarticular la fuerza moral del Ejército que constituye la reserva moral Nacional, que es el verdadero objetivo que el enemigo quiere destruir, es decir la voluntad de resistir de la Nación Oriental, que definió hace ya tiempo un sistema de gobierno que debe ser mantenido “El sistema Republicano Democrático”. Y en este punto, quiero resaltar la acción de los Oficiales Generales, que no dudaron en presentarse a acompañar al Cnel. Tranquilino Machado en su prisión y lo hicieron por esto mismo; porque a través de este procesamiento de un militar que actuó dentro del marco de órdenes recibidas, se castra o por lo menos se condiciona, el debido desempeño de aquellos que puedan ser enviados a cumplir órdenes en el futuro. 

                La historia no está bien contada y en este caso es evidente; tal como es hoy, el enemigo reclutó jóvenes en el pasado y los envió a hacer una Revolución, sin decirles que no todo es color de rosas, las guerras difícilmente dan garantías a quienes combaten, quien toma las armas, debe saber a lo que se expone. El Coronel Tranquilino Machado, no buscó la situación, sino que fue puesto en ese momento y lugar por órdenes del superior; el fallecido estuvo allí por elección; hubo un tiroteo, si el militar hubiera sido el caído, hoy no estaríamos discutiendo nada de esto, solo habría una silenciosa viuda más y algunos huérfanos olvidados.

                Al ciudadano común, le deben preocupar estas cosas, porque aunque las vea como cosas lejanas y que no le afectan, son poderosos indicios de males mayores que se asoman  en el horizonte.

Ruy Rodriguez
CI 1.344.922-3 

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